POR LA REORGANIZACIÓN DE LA CUT, UNITARIA, CLASISTA Y DEMOCRATICA
Resolución de la Segunda Conferencia Exterior de la Liga Comunista de Chile
Abril de 1980
CONSIDERACIONES GENERALES
1. Los sindicatos constituyen organizaciones de Frente Unico elemental de la clase obrera que agrupan y organizan a un vasto sector del proletariado -generalmente sus capas más calificadas y mejor pagadas- con la finalidad de defender sus intereses más inmediatos y elementales. En la actualidad, los sindicatos constituyen de hecho, en la mayoría de los países, las organizaciones obreras más numerosas, las que agrupan a los sectores obreros más amplios, no solo industriales sino también agrícolas, empleados fiscales, bancarios, profesores, etc. Por su propia naturaleza, los sindicatos agrupan a una masa de trabajadores extremadamente heterogénea en la que se encuentran desde los sectores de vanguardia del movimiento obrero, más experimentados, concientes y combativos hasta los sectores más atrasados, los de menor experiencia, menor conciencia de clase y menor combatividad.
2. En tanto los sindicatos constituyen "la forma más elemental y rudimentaria, más simple y más accesible de organización" (Lenin), son también el primer paso de amplios sectores del movimiento obrero en el camino de su toma de conciencia de clase. En este sentido "son instancias de educación, organización y combate elemental de las masas trabajadoras en su lucha contra el capital. Lenin definió a los sindicatos como ''escuelas de comunismo", en el sentido de que constituyen la primera experiencia de participación, administración y democracia obrera que hacen los trabajadores. Por ello, el paso desde la desorganización, la dispersión y la inactividad del movimiento obrero a la constitución de los primeros organismos de unidad de clase elemental -los sindicatos- debe ser considerado como un gran avance del proletariado en su desarrollo como clase.
3. - Los sindicatos surgieron en la época de expansión del capitalismo, dándose a la tarea de elevar el nivel de vida material y cultural de la clase obrera. La lucha por estos objetivos frente a la resistencia tenaz de la burguesía y de su astado les confirió ante los ojos de los trabajadores una inmensa autoridad. Incapaz de impedir la existencia de los sindicatos, la burguesía se vio forzada a intentar frenar las luchas del proletariado desde el seno mismo de estas organizaciones, dándose a la tarea de comprar y domesticar a su dirigencia, de transformarla en un accionista, pequeño pero activo, de sus intereses. Como lo expresa Trotsky, "el capitalismo monopolista está cada vez menos dispuesto a aceptar la independencia de los sindicatos. Exige a la burocracia reformista y a la aristocracia obrera, pendientes de las migajas que caen de la mesa, que se conviertan en su policía política a los ojos de la clase obrera". Es por eso que, como lo señala el propio Trotsky, "al transformar los sindicatos en organismos del Estado, el fascismo no inventa nada nuevo: no hace más que llevar hasta sus últimas consecuencias las tendencias inherentes al imperialismo". -
4.- La razón principal del fenómeno antes indicado está en la incapacidad creciente del capitalismo para, satisfacer las demandas y aspiraciones de la clase trabajadora. Esta incapacidad determina, especialmente en los momentos de exacerbación de la crisis, que cada lucha por parcial y restringida que sea, lleva al movimiento obrero a chocar en forma cada vez más directa y violenta con el Estado burgués. Es la amenaza latente que para la preservación del sistema capitalista encierra esta tendencia objetiva del desarrollo de las contradicciones de clase lo que obliga a las clases dominantes a plantearse como un objetivo fundamental el control férreo de las organizaciones obreras por intermedio de una burocracia servil y corrompida. Si la burocracia se muestra incapaz de cumplir la misión que la burguesía le ha encomendado -es decir, la misión de frenar y desarticular las luchas de las masas y de alentar su desmoralización-, especialmente en los momentos en que la crisis se hace más aguda, será suprimida y sustituida en esta labor por el fascismo.
5.- Todo lo anterior nos indica las virtudes, límites y peligros que se expresan en la actividad sindical. Por un lado compromete a la mayoría o a la totalidad de los trabajadores organizados en un Frente Unico elemental por la defensa y elevación de sus condiciones de vida, y por otro, por su mismo carácter de organizaciones amplias de lucha elemental, no están en condiciones de conducir los combates de las masas hacia la satisfacción plena y global de sus reivindicaciones como no sea por intermediación de un partido revolucionario que agrupe a la vanguardia armándola de un programa político que exprese sus intereses de clase y arrastre a las amplias masas a la lucha por el derrocamiento del capitalismo. En este sentido, "la cuestión de la relación entre el Partido, que representa al proletariado tal como debería ser, y los sindicatos, que representan al proletariado tal como es, es la cuestión fundamental del marxismo-revolucionario" (Trotsky).
6. - Por ello, la actitud a adoptar frente a la actividad que la clase obrera se encuentra en condiciones de asumir a través de sus propias organizaciones de clase, en primer lugar los sindicatos, ha sido, es y será un elemento de delimitación fundamental entre el partido marxista revolucionario por un lado y todas las corrientes oportunistas -sean de "izquierda" o de derecha- por otro. Los marxistas revolucionarios, al tiempo que condenan resueltamente toda tentativa de autoaislamiento sectario con respecto a los grandes sindicatos de masas, rechazan todo intento de limitar el contenido político de su intervención en ellos, sea bajo la bandera de un falso apoliticismo, de un "sindicalismo" contrario a los partidos o de una adaptación a los apetitos de la burocracia sindical "de izquierda". Los marxistas revolucionarios se plantean todos los "problemas del movimiento sindical en relación con el combate estrictamente político de la clase obrera" (Trotsky).
7. - La experiencia de lucha del movimiento obrero es clara en demostrar que el "apoliticismo" y la "independencia" de los sindicatos con respecto a "la injerencia de los partidos no es más que la máscara tras la cual se esconde la peor forma de subordinación a la burguesía. Por otro lado, "quienes por razones de principios oponen la autonomía de los sindicatos al papel decisivo del Partido, oponen -quiéranlo o no- los sectores más atrasados del proletariado a la vanguardia de la clase obrera, oponen el combate por las reivindicaciones inmediatas a la lucha por la liberación total de los trabajadores, oponen el reformismo al comunismo, el oportunismo al marxismo revolucionario" (Trotsky). Tal ha sido históricamente el caso de las corrientes anarquistas. Actualmente la inmensa mayoría de las organizaciones sindicales se encuentran bajo el control no de los propios trabajadores sino de pandillas burocráticas que actúan a cuenta de la burguesía. En estas condiciones, "la independencia de los sindicatos en un sentido de clase, en relación con el Estado burgués, sólo puede quedar asegurada... por una dirección completamente revolucionaria, por la dirección de la IV Internacional" (Trotsky).
8.- Si bien los sindicatos constituyen la más representativa forma de organización de los trabajadores, la que tiene un carácter más amplio y es capaz de agrupar a un mayor número de obreros en su seno, están lejos de abarcar al conjunto del proletariado y de las masas explotadas. Incluso en los países capitalistas donde existe una mayor tradición de lucha y organización de la clase obrera y donde ésta ha conquistado mayores derechos, amplios sectores| de trabajadores permanecen dispersos al margen de la organización sindical y sólo son arrastrados en forma episódica a la lucha en los periodos de auge excepcional de las luchas obreras. Estos sectores, los más explotados y postergados del proletariado y también, las más de las veces, los más combativos en los periodos de intensa lucha, deben ser agrupados en organizaciones ad-hoc que abarquen a la totalidad de los trabajadores en lucha y que permitan impulsar la totalidad de las tareas que se derivan del desarrollo mismo de los enfrentamientos de clase y que los sindicatos, ya sea por su carácter más restringido o por el peso asfixiante de la burocracia, no están en condiciones de asumir: comités de huelga, comités de fábrica, soviets. "Los sindicatos no constituyen un fin en sí, sino solo uno de los medios a emplear en la marcha hacia la revolución proletaria" (Trotsky).
LA DICTADURA FASCISTA Y EL MOVIMIENTO OBRERO CHILENO
9.- La derrota aplastante sufrida por el movimiento obrero chileno en 1973 se tradujo de inmediato en la pérdida de todas las principales conquistas alcanzadas hasta esa fecha, tanto en sus condiciones de vida como en sus derechos políticos y sindicales. La brutalidad y la extensión de los métodos directamente policiales empleados para destruir toda forma de organización independiente de las masas se corresponden plenamente con su carácter y sus objetivos. Al igual que la dictadura de Hitler en Alemania, la dictadura de Pinochet en Chile "no puede realizar su misión más que después de haber destrozado la resistencia obrera y vencido a todos los órganos posibles de tal resistencia. En esto reside la función histórica del fascismo"(Trotsky). Los objetivos de la dictadura no se 1imitan a la destrucción de las organizaciones obreras, pero todo su proyecto de reestructuración del sistema sobre la base de un patrón de acumulación que se corresponda estrechamente con los intereses de los grandes grupos financieros y monopólicos a los que sirve se apoya en el logro previo de, este objetivo. El fracaso en este terreno equivale al fracaso de todo el proyecto económico y político del fascismo.
10.- Es en este cuadro, marcado no sólo por una derrota gigantesca del movimiento obrero sino también por la crisis profunda en que se debate el sistema en su conjunto y los intentos que realiza la dictadura por hacer viable a largo plazo un proyecto de "estabilización" que responde en forma exclusiva a los intereses de los grupos capitalistas más fuertes, que deben juzgarse y valorarse las batallas que desde el 11 de septiembre se vienen librando en el terreno de los sindicatos entre la dictadura fascista y su política antiobrera y sectores cada vez más vastos del proletariado y las masas populares. Más allá de lo que la propia burguesía quiere hacer creer -tanto la del gobierno como la de "oposición"- y de lo que muchos "izquierdistas" creen, dichas batallas ocupan no un escenario cualquiera del enfrentamiento de clases sino el escenario principal, en el que se prolongan y renuevan, bajo las nuevas condiciones creadas por la derrota del movimiento obrero en 1973, los combates que el proletariado y la burguesía han venido sosteniendo desde hace largas décadas con una intensidad y una significación cada vez mayor conforme se hace más profunda la crisis que sacude al sistema.
11. - La dictadura de los militares fascistas aspira a construir un sistema de dominación político estable de la burguesía sobre la clase obrera y el conjunto de las masas explotadas. Por eso es que luego de implementar en una gran escala medidas de guerra y exterminio en contra de la mayoría de los dirigentes y activistas sindicales, dejando en pie solo el cascarón vacío representado por un sector de la burocracia, intenta persistentemente llevar a cabo un proyecto de corporativización de los sindicatos, tratando de obtener para ello el concurso del sector de la burocracia antes aludido. Proyectos como el "Estatuto Social de la Empresa", el "Anteproyecto del Nuevo Código del Trabajo", la "Escuela de Capacitación Sindical", apuntaban inequívocamente en esa dirección, en consonancia con el conjunto de los planes de "institucionalización" de la dictadura. Los permanentes giros y reacomodos operados en la política oficial en relación con esos proyectos, junto con evidenciar una elevada dosis de empirismo en el diseño de esa política, ponen de relieve la fuerte resistencia que los trabajadores y sectores crecientes de la burocracia han opuesto a dichos planes, aun en las condiciones de derrota en las que se encuentra el movimiento obrero.
12. - A seis años y medio de instaurado el régimen dictatorial, resulta fácil poder apreciar el fracaso de estos esfuerzos y la situación de crisis global del proyecto fascista ensayado por la burguesía que este fracaso significa. Son diversos los factores que han coadyuvado a generar esta situación de profunda crisis en la que hoy se encuentra la dictadura, desde la pérdida de la base social de apoyo pequeñoburguesa sobre la cual se constituyó originalmente hasta las fuertes presiones contrarias generadas en el exterior. Sin embargo, el factor decisivo y determinante del fracaso del proyecto fascista ha sido y es la resistencia que las masas trabajadoras han opuesto y oponen, en una escala cada vez más amplia, a los propósitos de la dictadura. Es preciso insistir una y otra vez sobre esta cuestión que los teóricos superficiales y los oportunistas ignoran o fingen ignorar. Incluso la deserción de la mayor parte del sector de la burocracia sindical que quedó en pie después del golpe con respecto a su apoyo oficial a la dictadura se explica, precisamente, por la presión creciente de las bases obreras y no por algún supuesto rasgo progresista o "democrático" de la burocracia. No es el comportamiento de la burocracia el que estimula la actividad de las masas sino esta última la que radicaliza a la burocracia frente a la dictadura. Las diversas pandillas burocráticas maniobran y se acomodan como mejor pueden a la situación que las masas imponen con sus acciones.
13.- Seria difícil señalar cada uno de los eslabones de la larga cadena de acciones que en diversas escalas han sido emprendidas por las masas obreras y populares en estos seis años y medio transcurridos bajo la bota de la dictadura fascista. Pero ellas abarcan una gama muy amplia que va desde el trabajo a desgano y el sabotaje a la producción de los primeros días hasta las acciones de huelga y las manifestaciones callejeras más recientes. En el centro de este movimiento de resistencia obrera y popular contra la dictadura, que gana, cada vez más en extensión y profundidad, está la actividad desplegada por los obreros de vanguardia, los más combativos y concientes de los trabajadores que -inspirados en las mejores tradiciones de lucha del proletariado y con el estímulo permanente de la solidaridad internacional- han desarrollado una intensa labor de topos revolucionarios, organizando y agrupándose alrededor de la protesta en los sindicatos, la solidaridad con las víctimas de la represión, las bolsas de cesantes, los comedores populares, los talleres y otras actividades culturales. Han sido estas formas de organización y de lucha rudimentarias, nacidas en las condiciones del reflujo generado por la derrota, las que han preparado el terreno para la recomposición ulterior de las luchas obreras y populares.
14.- Hemos indicado muchas veces el hito que representa, en esta lucha por frustrar los planes de superexplotación de los trabajadores diseñados por la dictadura y por reorganizar y poner en pie de lucha a las amplias masas obreras y populares, la huelga de los mineros de El Teniente. Esta huelga, preparada y realizada por los trabajadores a espaldas y en contra de la burocracia del sindicato que encabeza el "consejero de Estado" Guillermo Medina, constituye todo un símbolo de los esfuerzos que realizan las masas por llevar sus luchas hacia adelante, desembarazándose del peso agobiante de la burocracia y ensayando nuevas formas de organización y combate. Pero no solo eso. La huelga iniciada el 2 de noviembre de 1977 en el mineral de El Teniente marca el inicio de una nueva etapa en las luchas obreras y precipita en forma directa la crisis del modelo dictatorial. A partir del conflicto en El Teniente -cuyos efectos políticos la dictadura trata rápidamente de contrarrestar con la farsa "plebiscitaria" del 4 de enero- las luchas obreras ganan un nuevo impulso que se traduce en manifestaciones callejeras, huelgas de hambre, movimientos de "viandas vacías", emplazamientos y repudio masivo a la burocracia, etc. Los trabajadores de Chuquicamata, Huachipato, La Papelera y muchas otras empresas menores son los protagonistas de estos combates.
15.- Es en el cuadro de la nueva situación producida por la reactivación -incipiente aun pero segura- de las luchas obreras que se desencadena en toda su real magnitud la crisis de la dictadura, que trata -pero sin conseguirlo- de esbozar una respuesta coherente frente a la creciente actividad del movimiento obrero. La dictadura comienza por improvisar una serie de medidas que combinan la represión sobre los sectores más activos de los trabajadores con ciertas concesiones menores a los trabajadores en conflicto. Se procede a la exoneración, arresto y relegación de algunos dirigentes y trabajadores en huelga, la disolución de sindicatos y federaciones, la promulgación del decreto ley "antiterrorista" -cuyas disposiciones están directamente enfiladas en contra de las organizaciones obreras- y otras amenazas y acciones de intimidación contra los trabajadores. En la cúpula del régimen, mientras tanto, se profundizan los desacuerdos en torno a las perspectivas de la dictadura y la estructuración de un proyecto de "institucionalización" que garantice la continuidad del sistema. La burguesía busca la fórmula que le permita alcanzar sus objetivos en un cuadro de estabilidad política que el "inmovilismo" de la dictadura ya no es capaz de asegurar, ante la presencia amenazante de las movilizaciones obreras. Los diversos sectores de la burocracia se reacomodan en el cuadro de esta crisis, tratando de revalidar su papel y su importancia a ojos de la burguesía.
16.- El resultado más claro de los esfuerzos que realiza la dictadura por reacomodar sus métodos de relación con el movimiento obrero a la nueva situación producida -manteniendo en pie, sin embargo, su proyecto global de superexplotación- ha sido la promulgación del llamado "Plan laboral". Dicho plan constituye un intento más elaborado que los anteriores por contener y dispersar al movimiento obrero en el marco de la "institucionalización" del régimen dictatorial, a la vez que es toda una confesión del fracaso de sus esfuerzos iniciales orientados a la coorporativización de las organizaciones sindicales. Por medio del Plan Laboral la dictadura quiere estrangular toda la actividad sindical, promoviendo el paralelismo y la división en las filas obreras. Tal es el sentido de las disposiciones que establecen "la libertad de afiliación" y la "negociación colectiva por empresa". Además impone severas restricciones al derecho a huelga que, en los hechos, significan la negación del mismo. Se trata, en definitiva, de un "Plan Patronal" tan atentatorio en contra de los intereses de los trabajadores que incluso los sectores más reaccionarios de la burocracia y directamente comprometidos en el sostén de la dictadura se han visto forzados a declarar su rechazo al mismo. A pesar de ello la dictadura no abandona sus esfuerzos por imponérselo a los trabajadores ya que esto resulta vital para asegurar el éxito de todos sus planes de estabilización. La derrota en toda la "línea del Plan Patronal asestará un golpe decisivo al régimen dictatorial.
POR UNA POLITICA REVOLUCIONARIA EN LOS SINDICATOS
17.- La primera tarea, la más elemental e inmediata, que tiene ante sí la clase obrera consiste en recuperar su derecho a organizarse y expresarse libremente, en recuperar sus organizaciones sindicales -intervenidas y colocadas en interdicción por la dictadura- y ponerlas al servicio de sus luchas. Cada uno de los combates parciales que libran los trabajadores por defender y mejorar sus condiciones de vida constantemente deterioradas por la política global de la dictadura plantean de inmediato la cuestión de la centralización de sus luchas frente a la patronal y el Estado burgués, haciendo sentir con toda su fuerza la necesidad de recuperar la plenitud de los derechos sindicales pisoteados por la tiranía. ¡POR EL LIBRE FUNCIONAMIENTO DE LAS ORGANIZACIONES SINDICALES! ¡POR EL CESE DE TODA FORMA DE CONTROL POLICIAL SOBRE ELLAS! ¡POR LA LIBRE ELECCION DE LOS DIRIGENTES! La lucha por estas reivindicaciones elementales se confunde en un todo con la lucha por derrotar los esfuerzos que realiza, la dictadura por imponer el acatamiento a las disposiciones del "Plan Patronal": ¡NO AL PARALELISMO SINDICAL! ¡A CONSTRUIR SINDICATOS UNICOS POR EMPRESA! ¡NO A LA NEGOCIACION COLECTIVA POR EMPRESA! ¡DEFENDAMOS LA NEGOCIACION COLECTIVA POR RAMA DE PRODUCCION SOBRE LA BASE DE UN PLIEGO NACIONAL ELABORADO Y DEFENDIDO POR LAS FEDERACIONES Y CONFEDERACIONES SINDICALES! ¡A IMPONER EL RECONOCIMIENTO A UN EFECTIVO DERECHO A HUELGA, USANDO DESDE YA ESTA HERRAMIENTA DE LUCHA DE LOS TRABAJADORES!
18.- La lucha por estos objetivos elementales no puede ser concebida al margen de la lucha global de los trabajadores por el derrocamiento de la dictadura sino como un componente decisivo de este combate. Ninguna de las reivindicaciones indicadas puede ser plenamente realizada mientras subsista un régimen dictatorial fascista que silencia, persigue, secuestra, tortura y asesina impunemente a sus opositores, mientras se mantiene en pie un Estado de emergencia y todo el peso del aparato represivo del Estado burgués se descarga en forma permanente sobre los trabajadores. De este modo, la lucha por reconquistar y hacer más efectivos que en el pasado los derechos sindicales de la clase obrera es un combate dirigido frontalmente contra el propio régimen dictatorial. Por otro lado, los trabajadores tampoco pueden confiar esta misión a la burocracia que, con la anuencia de los tiranos, se encuentra hoy a la cabeza de los sindicatos. Por el contrario es una lucha que la clase obrera debe librar también en contra de esa burocracia, cuyos intereses se confunden con los de la burguesía en su empeño por mantener a los trabajadores amarrados al carro de una u otra fórmula de gobierno de la patronal. Los combates, aun por los intereses más modestos de las masas, solo se pueden vertebrar y centralizar en función de los intereses generales del proletariado, es decir con un claro contenido clasista y revolucionario, como una lucha independiente de la clase obrera y las masas populares frente al Estado burgués. Ello impone una clara delimitación frente a la burocracia que actúa como agente de la burguesía en el seno del movimiento obrero y de masas.
19.- La división de la burocracia sindical en varios grupos obedece al carácter de las opciones políticas tras las cuales se alinean cada uno de ellos en el actual periodo. Así tenemos que el ala más reaccionaria de ella se ha comprometido en el sostén directo de la dictadura, constituyendo una agrupación autodenominada "Unión de Trabajadores de Chile" (UNTRACH). A pesar de actuar como agentes de la dictadura y de contar, en consecuencia, con la protección de los aparatos represivos, estos elementos han sido repudiados públicamente por los trabajadores, llegando en algunas ocasiones a expulsarlos de sus asambleas. Es necesario sostener e impulsar esta iniciativa de las masas hasta que ella sea plenamente satisfecha. Por otro lado, y en consonancia con los desplazamientos políticos operados en el campo de la burguesía, un sector más numeroso y representativo de la burocracia que brindó su apoyo inicial al golpe contrarrevolucionario de 1973 y dio cobertura a todas las medidas antiobreras adoptadas por la tiranía -desde la ilegalización de la CUT hasta la promulgación del famoso decreto-ley 198, así como a toda la ola de salvaje represión desatada sobre los trabajadores- ha estructurado una corriente de "oposición" a la política de la dictadura en el terreno sindical sobre la base del proyecto político que hoy levanta la Democracia Cristiana. Esta corriente está formada principalmente por el llamado "Grupo de los 10", pero pueden ser también asimilados a ella otros grupos menores que se mantienen nominalmente como "independientes", como es por ejemplo el caso de la CEPCH. Es indudable que este sector de la burocracia conserva una capacidad de engaño sobre los trabajadores mucho mayor que sus congéneres de la UNTRACH -merced principalmente a su carácter de "opositores" a la dictadura- por lo que está llamada a desempeñar un papel mucho más importante que esta última en los planes de la burguesía. Desde ya cuenta con todo el respaldo de la DC, la AFL-CIO norteamericana y la embajada de USA en Santiago. Sus objetivos son canalizar el descontento de las masas hacia una transición ordenada a la democracia" y mantener, en nombre del "sindicalismo libre", un estado de división en las filas obreras -objetivo que no fueron capaces de lograr en el gobierno de Frei cuando intentaron levantar una organización paralela a la CUT.
20.- El ala izquierda de la burocracia sindical se encuentra formada principalmente por los dirigentes políticamente vinculados a los aparatos reformistas del PC y del PS que lograron escapar de la avalancha represiva desatada sobre el movimiento obrero por la dictadura después del golpe. Ellos se han reagrupado y constituido la "Coordinadora Nacional Sindical" (CNS), cuyos planteamientos y acciones traducen al campo laboral la orientación actual de los aparatos reformistas, que se basa en la subordinación del movimiento obrero a la política y objetivos del ala supuestamente "democrática" y "progresista de la burguesía representada políticamente por la DC. Si bien formalmente sus declaraciones la colocan en un plano mayor de radicalismo en su oposición a la dictadura, en los hechos sigue una política de completo seguidismo en las cuestiones fundamentales frente al ala de la burocracia que se identifica con la DC, habiendo llegado a suscribir en conjunto con ella documentos que constituyen de por si un grave atentado a las aspiraciones de las masas y un aval directo al proyecto de explotación y represión "democrática" de los trabajadores postulado por este sector de la burguesía. Es esto lo que explica el poco interés evidenciado por la CNS por impulsar decididamente las movilizaciones de las masas, ya que éstas pondrían en peligro las buenas relaciones que el estalinismo y el resto de la UP se encuentran empeñados en cultivar con la DC. Hay que recordar que el estalinismo ha llegado a ofrecer públicamente sus servicios para controlar al movimiento obrero y permitir una "transición ordenada a la democracia" y que no ha escatimado elogios a la propuesta demócrata cristiana de un "Pacto de la Moncloa" para Chile. Es esto lo que también explica la negativa de la CNS a emprender una lucha efectiva por la reorganización de la CUT, lo que supondría la denuncia y el combate implacable al paralelismo propiciado por la DC. Un cuarto grupo -y que al igual que la CNS, pero con una influencia notoriamente más reducida, participa de cierta imagen de radicalismo ante las masas- es el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), que se identifica con el llamado "sindicalismo cristiano".
21.- El común denominador de todos los grupos sindicales mencionados es su política de subordinación de los trabajadores a la burguesía, aunque esta política se exprese bajo formas y desde posiciones muy diversas. Estas diferencias no deben, sin embargo, ser subestimadas, ya que determinan en una importante medida el carácter de las relaciones que los diversos sectores de las masas trabajadoras establecen con estas corrientes. Es evidente, por ejemplo, que las aspiraciones unitarias y el espíritu de lucha en los sectores más concientes de la clase obrera se canalizarán prioritariamente hacia la CNS -en función de los vínculos políticos que ésta mantiene con los partidos históricos de la clase obrera chilera- y que será en el cuadro de esta corriente que se estructurarán y expresarán con más fuerza las tendencias clasistas y revolucionarias del proletariado. Este hecho es de una importancia decisiva porque determina la orientación material de los esfuerzos del Partido revolucionario por alentar el surgimiento y desarrollo de esas tendencias en el movimiento obrero. En todo caso, la condición indispensable para ello es la denuncia implacable y sistemática ante los trabajadores de la política y el rol traidor que desempeñan frente a sus luchas las distintas alas de la burocracia. Es necesario que las masas hagan su propia experiencia y comprueben en la práctica el verdadero rol de la burocracia. El Partido revolucionario tiene el deber de ayudarlas en esta tarea. Para ello es preciso sacar a los burócratas de sus madrigueras y confrontarlos, de cara a las masas, con las necesidades vitales del movimiento obrero. Los burócratas acostumbran a hablar a favor de la unidad de los trabajadores, pero de hecho promueven o bien la división o bien la unidad de los aparatos desprovista de toda significación para las masas. La verdadera unidad de los trabadores solo puede alcanzarse alrededor de una lucha decidida por las reivindicaciones fundamentales de las masas y, en consecuencia, contra la política y las maniobras de la burocracia sindical, sea ésta de "izquierda" o "sindicalista libre".
22.- En el cuadro de la recomposición actual de las luchas obreras y populares ha jugado y juega un papel destacado como impulsor de este proceso el "Comité de Defensa de los Derechos Sindicales" (CODES) presidido por el ex líder y dirigente máximo de la CUT Clotario Blest. El CODES no constituye una corriente sindical propiamente dicha -es decir, no agrupa sindicatos- sino un organismo auxiliar, de apoyo a la reactivación del movimiento obrero y a la lucha por el rescate de sus organizaciones. Sin embargo, a pesar de ello el CODES desempeña un importante papel, debido en lo fundamental a: 1.- que su actividad no se encuentra subordinada a la defensa de algún proyecto de colaboración de clases, como ocurre en el caso de los diversos sectores de la burocracia, lo que la coloca automáticamente sobre un terreno de clase en sus métodos y objetivos; 2.- que impulsa la lucha de las masas en una perspectiva verdaderamente unitaria, revalorizando a ojos de los trabajadores la bandera de la CUT -lo que ninguna de las alas de la burocracia ha querido hacer hasta ahora; 3.- que se propone no permanecer como un organismo puramente superestructural, impulsando la formación de comités de base para luchar por la recomposición del movimiento obrero sobre una línea de unidad e independencia de clase. En la medida que el CODES continúe desarrollando su acción sobre estas bases debe ser apoyado y defendido sin reservas frente a las amenazas o acciones represivas de la dictadura o incluso de la propia burocracia sindical. Como dijimos, el CODES no es ni aspira a constituirse como una alternativa de reagrupamiento sindical frente a las corrientes que ya están estructuradas, sino en un organismo de frente único de los sectores más combativos de la clase obrera capaz de expresarse y hacer sentir las aspiraciones fundamentales de las masas trabajadoras al interior de cada una de esas corrientes. Como destacamento de vanguardia de la clase obrera, los marxistas revolucionarios ocupan la primera línea en el impulso de estas tareas.
23.- En la lucha por la recomposición del movimiento obrero, así como en toda nuestra intervención en las organizaciones de masas, los marxistas revolucionarios orientamos nuestra acción sobre la base de la promoción y defensa permanente de tres principios fundamentales: 1.- La independencia total e incondicional de los sindicatos con respecto al Estado burgués. Esta es la primera y más elemental condición para considerarlos como efectivas organizaciones de las masas explotadas y no meras oficinas de control y soplonaje burocrático; 2.- La lucha por el pleno funcionamiento democrático de los sindicatos. Solo así la política de los sindicatos será la genuina expresión de los anhelos y aspiraciones de las masas y no de la cobardía y la corrupción de la burocracia, siempre presta a servir los intereses de la patronal a cambio de algunas migajas; 3.- La lucha por la unidad de las organizaciones obreras frente al Estado burgués y la patronal. Se trata de la unidad de las masas trabajadoras en la defensa común de sus intereses frente a la explotación capitalista, lo que no equivale necesariamente a la unidad de los aparatos burocráticos siempre prestos a traicionar la lucha de las masas. La lucha por esta orientación es la única que se corresponde con los intereses fundamentales del proletariado y de las amplias masas populares, la única que posibilita su plena autodeterminación no sólo en el terreno sindical sino también político, transformándolas en sujeto conciente de la historia. En el corazón de esta orientación palpita con toda su fuerza la tesis central del marxismo revolucionario: "La emancipación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores", de su organización y de sus luchas. La consigna que la expresa y la sintetiza en las condiciones actuales del desenvolvimiento de la lucha de clases en Chile es: ¡POR LA REORGANIZACION DE LA CUT: UNITARIA, CLASISTA Y DEMOCRATICA! Es alrededor de esta consigna que los marxistas revolucionarios centralizan hoy toda su labor de agitación, propaganda e intervención práctica en los combates por la recomposición del movimiento obrero y popular chileno frente a la dictadura fascista y su política "laboral".
24.- Para impulsar la orientación clasista y revolucionaria, que hemos esbozado, es imprescindible que los sectores de vanguardia del proletariado se muestren capaces de generar los canales organizativos y las propuestas específicas que son indispensables a este combate en cada una de sus fases. Así por ejemplo, resulta fundamental que la reivindicación de la democracia sindical -que opone en forma radical los intereses de los trabajadores a los intereses de la burguesía y sus agentes en las organizaciones obreras- no quede limitada a la sola demanda de elecciones y vaya acompañada de la exigencia de que sean los propios trabajadores los que determinen la política del sindicato en cada caso a través de la realización periódica de asambleas. La reivindicación de la ASAMBLEA SINDICAL, como instancia de debate y resolución democrática por los trabajadores de la política del sindicato, cobra entonces una importancia de primer orden. En esto los trabajadores no tienen más que tomar y extender el ejemplo de lo ocurrido en Chuquicamata y en La Papelera donde combativas asambleas obreras expresaron su repudio e indignación en contra de los agentes de la dictadura en el movimiento sindical, planteando con decisión y valentía sus propias reivindicaciones. Si la burocracia sindical está en condiciones de impedir la expresión democrática de los trabajadores, entonces será preciso impulsar la creación de organismos de lucha ad hoc, capaces de cumplir esa función e impulsar los combates de las masas. Este es el rol que están llamados a desempeñar los CÓMITES DE HUELGA u otros organismos parecidos, sin que ello signifique una renuncia a la lucha por recuperar las organizaciones sindicales para los trabajadores. Por otro lado, los objetivos que centralizan la lucha de las masas sobre el terreno específico de los sindicatos requieren también del impulso común y centralizado de sus destacamentos de vanguardia. Es imprescindible llamar a la constitución, en cada fabrica o lugar de trabajo, de COMITES POR LA REORGANIZACION DE LA CUT, estructurados de un modo amplio y unitario, reorientando en esa dirección todos aquellos organismos parecidos que ya existan. El objetivo de este movimiento sería el de llamar a la realización de un CONGRESO NACIONAL DE UNIDAD SINDICAL sobre la base de la democracia obrera y cuya finalidad principal sea la de poner nuevamente en pie de combate a la CENTRAL UNICA DE TRABAJADORES (CUT). Nuestra propuesta es que participen en dicho Congreso todas las actuales corrientes sindicales con excepción de los agentes directos de la dictadura. Sin embargo, lo fundamental para lograr este objetivo es y será la organización y 1a lucha de las propias bases obreras, siendo la participación de tal o cual sector de la burocracia un problema secundario. Solo la organización y la lucha de los trabajadores les permitirá alcanzar sus objetivos. Tal es la premisa fundamental de cualquier política genuinamente revolucionaria. Sobre ella apoyamos el conjunto de nuestra orientación y nuestras propuestas.
¡A DERROTAR EL "PLAN PATRONAL" Y RECUPERAR LAS ORGANIZACIONES SINDICALES PARA LOS TRABAJADORES!
¡A CREAR COMITES POR LA REORGANIZACION DE LA CUT: UNITARIA, CLASISTA Y DEMOCRATICA!
¡A IMPULSAR, EXTENDER Y PROFUNDIZAR LA LUCHA INDEPENDIENTE DE LAS MASAS POR EL DERROCAMIENTO DE LA DICTADURA!